jueves, 23 de octubre de 2014

¿Qué es la construcción tradicional?

Entendemos por “construcción tradicional” a la que realiza en el lugar “in situ” todas aquellas tareas necesarias para materializar la mayor parte de los subsistemas de un edificio. 
Este tipo de actividades, deben ser ejecutadas por personas calificadas que asimilaron sus oficios a través de la información recibida por sus antecesores, siendo por lo tanto, un aprendizaje “generacional” y como tal, la improvisación y espontaneidad son palabras frecuentes en el desempeño. Los materiales utilizados son prácticamente los mismos que se han utilizado por décadas, produciendo algunas variables en su lenguaje formal pero conservando las mismas técnicas de construcción (el progreso más significativo está vinculado con la inclusión de los mecanismos industriales en la producción de materiales de construcción). 

El proceso de vinculación entre las partes ha sido, en general, a través de juntas y uniones húmedas en base a cemento, cal y arena. Los espacios arquitectónicos quedan definidos por muros, que a su vez, están constituidos por bloques de tierra cocida que proponen en su sucesión, una especie de modulación, aunque, de ser necesario, éstos pueden seccionarse para conseguir las medidas deseadas.
 
Posiblemente uno de los motivos más importantes de su difusión y actualidad esté relacionado con la nobleza y durabilidad de los edificios resultantes.


La construcción tradicional racionalizada

A las mejoras incluidas en los procesos de construcción tradicional, es a lo que llamamos “construcción tradicional racionalizada”.
Racionalizar implica imponer un orden lógico a todas las tareas, para optimizar el tiempo y hacer un adecuado uso de los materiales obteniendo el menor desperdicio posible de los mismos.
 
La optimización y mecanización de todas las tareas de la obra, es el primer paso hacia la industrialización de la arquitectura.
El reemplazo de materiales de producción artesanal por los de producción industrial hace necesario replantear las técnicas de colocación de los mismos en la obra.
Un objeto de producción industrial supone uniformidad, estandarización en su fabricación y una alta calidad de terminación que hace innecesario cualquier tipo de retoque o embellecimiento posterior; el edificio tendrá el aspecto de los materiales tal cual se han fabricado.
Estandarizar significa adaptarse o adecuarse a un modelo y puede darse tanto en los materiales como en el proceso de producción de los mismos o el edificio en su totalidad.
Racionalizar en la construcción, implica utilizar mecanismos para otorgar una justificación coherente desde el punto de vista lógico, para que una secuencia de tareas se realice del modo más eficiente posible.
 
La construcción con mampuestos, ladrillo o piedras, por ejemplo, supone una métrica que establece un vínculo compositivo entre las medidas regulares y repetitivas del elemento constructivo, con las de los ambientes y proporciones de la construcción arquitectónica. Esto es todavía más evidente cuando se utilizan bloques de cemento, pues sus dimensiones mayores invitan también a un mayor rigor compositivo y a un más eficiente aprovechamiento de las piezas. Cuando se quieren aprovechar, además, las ventajas expresivas y plásticas de la superficie aparente de los bloques dejándolos a la vista, ese rigor compositivo se convierte en un factor estético, donde la textura de la pared, estrictamente modulada por la propia dimensión de las piezas, adquiere una expresividad que rara vez se obtenga con pinturas o recubrimientos superficiales.

Aquí podeis observar como se ejecuta una obra tradicional. 


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